lunes, 20 de febrero de 2012

El niño la Loli

Llamada a urgencias de nuestra compañera  Mari Loli, que disfrutaba de unas merecidas vacaciones playeras, alertándonos de que su hijo menor, Paquito, de 16 años se dirigía a este servicio. Desconocía la causa. Nos contagió también a nosotros un cierto desasosiego.

No tardó en llegar en su ciclomotor, que casi aparca en el mismo mostrador de admisión. Paquito portaba una cara de genital masculino sin precedentes, aumentada aún más por ese peinado tipo melocos. Declinó la invitación de acompañarlo a la consulta, su novia en su lugar, lo hizo. Una tos perruna, irritativa y seca.

Hombre, Paquito, qué te pasa”, preguntó el doctor, viejo, amigo de la madre.

Paquito [transcripción literal]: “Pues que estaba dándole placer con la lengua a mi novia, ahí en sus partes, y creo que me he tragado un pelo, y he leído en internet que si se clava en el pulmón  puede darme una infección o provocarme un cáncer”.

Nadie pudo contener  las carcajadas que multiplicaron por diez la ya de por si cara genital de Paquito, carcajadas que aumentaron al escuchar el tratamiento médico, escudado en la confianza familiar. El doctor, recuperando la seriedad afirmó: “Paquito el tratamiento a seguir se lo tienes que aplicar a tu novia antes de darle placer”.

Abriendo con aire solemne el primer cajón de la mesa tomo una barra de pegamento y le dijo [transcripción literal]: “Toma Paquito, antes del chupetón ponle esto en los pelillos a tu novia”.
La llamada a la mamá Loli no se hizo esperar, el médico con su móvil en manos libres: “Loli ya hemos atendido a tu hijo, enhorabuena, es la primera vez que se come un coño, eso sí, un coño con pelos”.

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