martes, 24 de abril de 2012

Antonio el yonki... otra vez

En lo que iba de año habría visitado urgencias unas 1000 ó 2000 o un millón de veces. La única justificada, la última, en la que fruto de una brutal paliza al más puro estilo ajuste de cuentas, llegó inconsciente y sin un diente, y esas eran las dos grandes diferencias, hoy, llegaba consciente (muy a nuestro pesar) y con una caja de dientes nueva, esa dentadura removible sin duda tendría que ser robada, de segunda mano o heredada. No creo que ningún dentista fuese tan hijo puta como para hacer tal obra.

Escondido tras ese instrumento de tortura odontológico que le impedía cerrar su boca y le confería una especie de sonrisa falsa, era imposible entender lo que decía:
 
- “Antonio, no me entero de lo que dices, ¿qué te pasa, padre?

Antonio, colmada su paciencia, pasó a desarrollar sus conocimientos de arte dramático, y al más puro estilo mimo, flexionó sus piernas sobre su abdomen y liberó durante unos interminables segundos todo el gas de su intestino grueso, delgado, estómago…
 
La madre, fiel acompañante, añadió:

-“Le pasa eso, y también vómitos, diarreas y le duele la cabeza.
 
Tras valoración médica pasó a la sala de espera y allí su madre inició el ritual de siempre: Servilleta, cuya decoración permanecía oculta tras importantes lamparones, quiero pensar de aceite, colocada sobre el suelo de la sala de espera (viva la higiene), lata de mortadela con trocitos de aceituna (“la preferida de mi Antonio”), cacho de pan que abrió en dos con un machete (viejo conocido de más de una compañera, en una ocasión lo saco del bolso lo enseño a todas las enfermeras y exclamó: “Cómo no atendáis a mi Antonio sus hago más larga la raja el coño”). Y algo nuevo, tras comer, retiro la dentadura decorada con trocitos blancos, rosas y verdes y la bañó en un vaso de gaseosa (nos comentó que el gas mata a los mercrobios) y para terminar abrió un botecito en cuyo tapón venia incorporada una brocha y pinto uno a uno todos los dientes.
 
No me pude reprimir: “Señora ¿eso qué es?”

-“Me llegao a los chinos de mi barrio y le pedio un producto pa borrar las manchas de los dientes y me han dao el mejor pa mi Antonio. También sirve pa quitar los refregones del opel calibra blanco sin llaves que le han regalado a mi chico

Le pedí prestado el producto milagro, lo acerqué a mis ojos porque me parecía increíble lo que estaba leyendo: Tipp-Ex.
 
-“Me han engañaoo los chinos mierdas esos casi un ebro que ma costao.”
 
Diagnóstico al alta: Intoxicación por Tipp-Ex.
 
Pusimos en sobreaviso a los compañeros del turno de tarde, era posible que atendiesen a un par de chinos abiertos en canal, que no se extrañasen si las dimensiones de la vagina de la china eran superiores a lo normal.

2 comentarios:

  1. QUe bueniiiisimo jajajajajaja te he conocido gracias a Sonia y me estoy repasando tus entradas me lo estoy pasando teta. Un saludito desde Stuttgart!!!

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    1. Bienvenida a la verdera historia del sistema sanitario español... más o menos.

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