martes, 30 de octubre de 2012

La trampa


Bajitos, redonditos, de chapetas sonrosadas… Una entrañable pareja de ancianos, que bien podrían pasar tanto por su aspecto como por su ternura por dos figuritas del portal de Belén, el pastorcillo y la viejecita que alimenta a los pollitos, acudieron esa mañana a urgencias. Aunque el paciente era él, la palabra la tomó ella:

-       Mi marido que sigue con el picor en el culo por las lombrices, el tratamiento que le mandó el doctor no le ha hecho efecto, entonces le he puesto una trampa.

Hice caso omiso a lo de “la trampa”, y directamente en motivo de consulta, indiqué: “picor perianal”. En otros datos de interés: “no responde a tratamiento médico”. Con estos datos en la pantalla del ordenador entraron en la consulta del doctor.

jueves, 25 de octubre de 2012

Bruce Lee y el Real Cuerpo de Celadores


Izquierda, derecha, adelante, atrás… En mi vida había visto maniobrar tanto a una ambulancia en la puerta de urgencias. Hasta que consiguió enfrentar la puerta trasera con la entrada principal. El conductor, si llevase una vara, bien hubiera podido pasarse por pastor en los sanfermines, pero al abrir la puerta más que un toro saltó una lagartija.

Un joven de unos 25 años, ataviado con una camiseta blanca de tirantes, pantalón de lino negro y por zapatos una especie de manoletinas. Hizo unos aspavientos, patadas y puñetazos al aire, que pasaron totalmente desapercibidos por el personal. Para llamar la atención decidió entonces lanzar una silla de ruedas sobre admisión de urgencias, la administrativo que llevaba toda la mañana lamentándose de su analítica de rutina con bajos niveles en hierro a partir de este momento podía dejar de estar preocupada,  la mencionada silla poseía la suficiente cantidad de hierro como para subir los valores sanguíneos a parámetros normales, y es que literalmente se la trago entera.

Entro entonces en acción el Real Cuerpo de Celadores, respaldado por personal de seguridad, consiguiendo reducir al lagartija, coincidiendo ese momento con la entrada de la madre del escuálido reptil, que vociferando ordenó la inmediata liberación de su estimado, inocente y pacífico hijo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Top No Urgencias del verano 2012


Todos los veranos los medios de comunicación se quedan sin fuelle. Escasean las noticias y se tira de imaginación para cubrir los huecos que la actualidad no quiere rellenar.

Este verano, las urgencias del centro hospitalario donde trabajo se convirtieron en algo parecido, donde las atenciones verdaderamente urgentes se suplieron con estas noticias de segunda típicas de agosto.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Con el hijo de Winnie de Pooh caducó mi don


Alardeaba de mi don, de mi virtud. Llegó a tal nivel de perfección, que hacíamos apuestas, y en honor a la verdad he de decir que más de un café me ha salido gratis gracias a él.

Tenía el don cuasi divino de la memoria visual. Por aquel entonces realizaba las revisiones y curas postquirúrgicas de los pacientes intervenidos en este hospital. El primer día que acudía el paciente a la consulta, su cara y el tipo de cura quedaban automáticamente registrados en mi mente, de manera que, en las sucesivas visitas, con solo ver su cara sabía que cura le correspondía y así paciente tras paciente.

Aquel día, los quince o veinte pacientes de rigor esperaban su turno de cura, momento que coincidía con el inicio de la apuesta. “Hoy nos jugamos los desayunos de toda la semana”, exclamé. Al mismo tiempo un compañero anotaba mis indicaciones: “El del bigote: cura en hombro derecho; la señora de rojo: cura axila; el abuelo de negro: cura hernia inguinal…”. Así uno tras otro, la apuesta era todo o nada.

jueves, 4 de octubre de 2012

La culpa la tiene Colombo

No tendría más de 40 ni menos de 30 años, lo que si estaba claro  es que rompió  la tranquila madrugada de una guardia en un ambulatorio de un pueblo cualquiera.

Violentamente aporreaba la entrada cerrada, hizo caso omiso del gran cartel: “toque el timbre”.

Medico, técnico y yo nos despertamos casi a la vez, sobresaltados. Se identificó como guardia civil a la vez que nos mostraba su placa y, para dar mayor veracidad a su testimonio, nos dejó ver como el que no quiere, su arma que prendía del cinturón de su pantalón.
En breve va acudir un alto cargo político para qué lo atendáis. Exijo máxima discreción, no se podrá, en ningún momento, revelar su identidad y para asegurarme de ello os requiso vuestros teléfonos móviles”. Yo se lo entregué sin más dilación, técnico y médico se opusieron pero pronto cedieron ante la insistente, autoritaria y casi violenta voz del picoleto.