Hoy
me he vuelto a quedar dormido . Recuerdo la última vez que me pasó algo
parecido.
A
las 08:05 horas de una fría mañana de febrero, el desagradable politono
poligonero de mi móvil, tan-tan-tatatan…
me despertó. En la pantalla un número de teléfono registrado con un nombre muy
claro: NO COGER. Sin duda se trataba de mi supervisor, que con su
“aterciopelada” y “agradable” voz me espetó: “Cuando quieras vienes a
trabajar”. Y colgó.
Me
incorporaba de turno de mañana (a las 08:00 horas) me separaban de mi puesto de
trabajo 80 Km de nada. Y lo peor de todo, me había quedado dormido. Tuve que
renunciar a mis dos mini placeres matutinos: la ducha calentita y el chupito de
café; ambos tuvieron que ser sustituidos por pasta dentífrica y un sorbo de
agua, con los que inconscientemente, sin desechar, salí de casa enjuagándome la
boca. Al abrirse la puerta del ascensor el saludo de mi vecina y su perro me
obligaron a tragarme esa mezcla casi erosiva para responder al saludo (NOTA
IMPORTANTE: bajo ningún concepto os traguéis pasta de dientes con el estómago
vacío).